Los Peligros del Ayuno

Soy la defensora número 1 del Ayuno 🙂 Lo recomiendo y lo practico a menudo, desde que nací. Por eso me ha parecido importante escribir este artículo. Porque la vida real, no es como la pintan en la tele, ni como la venden los americanos.

En el camino de la recuperación de la Salud, tarde o temprano llegamos al fatídico momento en que nos cruzamos con algún novato en la materia que nos afirma: «lo que tienes que hacer es ayunar».

Y olé.

Los oficiales desinformados dicen que si dejamos de comer nos morimos de hambre, pero no nos advierten lo que nos va a ocurrir tarde o temprano si seguimos comiendo como comemos.

Otros más actualizados dicen que durante el ayuno el cuerpo vive de sus reservas (refiriéndose a grasas y proteínas, que se transforman en glucosa). Este argumento es absurdo. Una persona obesa, teóricamente con muchas reservas, apenas puede ayunar unos pocos días. Y en cambio una persona delgada con buena salud, con un organismo bastante limpio y buenos hábitos, puede ayunar fácilmente entre 20, 30 ó 40 días. Como los Yoguis de la India o los Faquires.

Así que NO, durante el ayuno el cuerpo NO se alimenta de sus reservas (sí de las de azúcares, vitaminas y minerales) otra cosa es que se deshaga de sus depósitos de grasa y los elimine, de sus líquidos retenidos para diluir tóxicos, así como de restos de comida sin digerir (seguramente proteína) demás toxinas, mucosidad y venenos antiguos… pero eso no es -ni de lejos- transformar todo aquello que difícilmente se digiere (grasas, proteínas y almidones) en glucosa. Por mucho que nos empeñemos.

Nos dicen que con el ayuno uno se limpia, se depura, pero nos aventuramos a ayunar sin cambiar previamente la alimentación, sin prepararnos para el ayuno durante el tiempo necesario, sin conocer nuestro estado de toxemia, sin saber en que estado se encuentran nuestros órganos de eliminación, sin conocer cómo funciona nuestro organismo cuando no comemos, sin asumir nuestro pasado gastronómico perverso. Somos demasiado optimistas si pensamos que vamos a reparar el daño hecho durante décadas estando unos días sin comer o tomando licuados y zumos de frutas. Pero las células no negocian con nuestras creencias ni con el marketing de la «vida sana». La naturaleza tiene un espejo mágico, y cuando una persona que se llama a sí misma «sana» empieza a ayunar, de pronto el cuerpo se revuelve, sintiéndose morir, sufriendo un hambre, debilidad, mareos, vértigos y ansiedad terrible, mostrando su enfermedad latente, eliminando auténticas escorias y eso… ya estaba ahí. Dentro. Y si pensamos que después de 20, 30 ó 40 años de «mala vida» con 4 ó 5 días de ayuno y con comernos unos cuantos kilos de fruta a la semana lo hemos sacado todo con éxito… es que somos demasiado ingenuos.

Las sensaciones que acompañan durante el ayuno, y que nos han vendido que son «normales» tan sólo nos indican que estamos haciendo algo más radical de lo que podemos soportar: El hambre, la ansiedad, las crisis agudas. He vivido dos tipos de ayunos (y he hecho muchos). Aquellos que iba «pasada de rosca» y que han sido una brutalidad y una irresponsabilidad por tener en circulación venenos que no he sabido eliminar, y que por tanto han sido reabsorbidos autointoxicándome. Y los que he practicado en los últimos 4 años (unos 40 ayunos) más controlados, mejor adaptados, en los que he podido sentir la maravilla de no sentir hambre, ni debilidad. La maravilla de tener más energía sin comer que comiendo, de sentir como los elementos nutren (aire, agua, tierra, sol) más que el alimento, incluido el original (frutas).

NO #HEALTHY WITHOUT FASTING

Y lo pongo en mayúsculas. Si tenemos la suerte de llevar una dieta más o menos adecuada, no podemos olvidarnos de realizar ayunos frecuentes para agilizar el proceso de eliminación [Fast-ing] y porque para eliminar ciertas escorias de nuestro cuerpo, va a ser imprescindible tener los órganos de eliminación al 100% y anular cualquier posibilidad de digerir nuestras propias escorias. Es decir, parar cualquier intento de digestión por un tiempo y esto sólo se consigue por ayuno. Por ayuno racional.

Vamos por partes

Hay que respetar las fases, si no nos sentimos capaces de estar 1, 2 ó 3 días sin comer, es porque no estamos preparados para ello. Entonces hay que olvidarse temporalmente del ayuno y volver a la dieta. No es mejor un ayuno cuanto más largo o más radical sea, sino cuanto mejor adaptado a la persona esté. Es decir, que le permita eliminar toxemia, pero que no ponga en peligro ni comprometa a ningún órgano, ni produzca auto-intoxicación. Y llegados a este punto, muchas veces nos encontraremos con personas que directamente sea mejor que no ayunen… al menos hasta ver cómo evoluciona su nivel de toxemia a través de pequeños ajustes dietéticos.

Las fases:

1) En primer lugar, podemos adoptar el hábito de desayunar más tarde. No deberíamos introducir en el organismo nada sólido hasta las 10 u 11 de la mañana. Antes de eso podemos tomar líquidos (infusiones, leches vegetales, agua de limón…) pero nada demasiado depurativo. Esta práctica aumenta las horas de eliminación nocturna, y prolonga el ayuno diario al que nos sometemos every night 🙂

2) En segundo lugar, una vez seamos capaces de desayunar más tarde, pasaríamos a realizar sólo 2 comidas. Una sobre las 11 y otra sobre las 18. Esto reduce la energía dedicada a las digestiones y nos deja mucha energía libre para la eliminación. Simplemente con adoptar el hábito de desayunar más tarde y hacer 2 comidas al día, muchas personas ya notan mejoría -muy a mi pesar- COMAN LO QUE COMAN.

3) El siguiente paso, sería dentro de esas dos comidas, sintonizar con nuestra dieta de transición. Es decir que sean dos comidas que ensucien lo menos posible o al menos que ENSUCIEN MENOS de lo que permitan eliminar, que NO ACELEREN la desintoxicación más de lo que podemos soportar y que permitan que sigamos ELIMINANDO residuos y escorias, reduciendo nuestra toxemia poco a poco de manera segura y paulatina. Esta dieta se irá modificando poco a poco, siendo más suave y flexible al principio y más estricta según nos vayamos limpiando. A lo mejor no es tan «fashion» como los green smoothies o el movimiento rawfoodist… pero a medio-largo plazo, se sufren menos batacazos. Esto se conoce también como Dieta Amucosa. O Sistema Curativo por Dieta Amucosa. Y es la forma segura de hacer bien las cosas. Y más si nuestro objetivo es llegar a la dieta ideal frugívora. Sin que se nos caigan los dientes y el pelo por el camino.

4) Si después de la Fase 3 queremos acelerar, entonces, antes de plantearse algo más radical, deberíamos acostumbrar al organismo a hacer -de vez en cuando- sólo 1 comida al día. Sobre las 15 ó 16hrs. Esto también podría ser llamado Ayuno 24horas. Y si no somos capaces de soportarlo, entonces es que todavía NO ESTAMOS EN CONDICIONES DE AYUNAR. Esa única comida diaria por supuesto tiene las mismas características de las comidas propuestas en el punto anterior.

5) Si hemos seguido correctamente todas las fases, entonces ya nos podemos plantear 1 DIA DE AYUNO, sin pasarlo mal. PREMIO! Las cosas bien hechas siempre tienen premio 🙂 También se llama Ayuno 36 horas. Consiste en tomar un laxante suave la noche anterior al ayuno para VACIAR el intestino antes de ayunar (podría ser una infusión de hojas de sen). Después pasar el día siguiente entero con agua, o agua con limón y un poco de miel de caña (el limón ayuda a disolver mucosidad pegajosa) y al siguiente día romper el ayuno con otro laxante suave y una Dieta BARREDORA Amucosa y no nutritiva. Es decir que VACIE el intestino después del ayuno. Y olvidarnos de las frutas, antes, durante y después, hasta que hayamos depurado bastante y vayamos lo suficientemente limpios. Si mediante los laxantes suaves y la dieta barredora no logramos evacuar, será imprescindible hacer uso de enemas o lavatibas.

6) Si tenemos controlado 1 día de ayuno y lo podemos realizar con facilidad sin sentirnos hechos papilla los días de después, entonces podemos ir más allá y probar con un ayuno más largo de 2 ó 3 días, que se puede realizar una vez al mes o cada dos meses, en función de lo deteriorados que estemos. Se realiza de igual manera, poniendo especial énfasis en COMO ENTRAR y COMO SALIR. Según lo mencionado en el punto anterior.

7) Ayunos «Hardcore» (de 5 días o más) no los recomendaría a nadie que no lleve ya recorrido un largo camino de años con su dieta de transición bien sintonizada, con sus 2 comidas al día bien combinadas, y con experiencia en ayunos más cortos CORRECTAMENTE realizados.

Por supuesto si no conocemos nuestro estado de toxemia, si hemos consumido bastantes Drogas / Medicamentos, o si no estamos seguros de llevar una dieta bien sintonizada… nos olvidamos de la barbaridad de hacer ayunos de frutas. De cortar el ayuno con frutas, de tomar frutas los días siguientes al ayuno y demás. Las frutas son nuestro alimento ideal, desde luego que biológicamente somos monos frugívoros. Ellas no tienen la culpa de nada pobrecitas, pero si caen en un intestino sucio (y el que pueda afirmar que tiene el intestino limpio que tire la primera piedra o que se haga una hidroterapia) puede hacer más perjuicio que beneficio. Mezclándose el azúcar y los ácidos de las frutas con la mucosidad ácida, rehidratándola, fermentando, acidificando el organismo, produciendo gases y entrando en proceso de digestión de esta mezcla altamente tóxica, es decir, .

Así que Ayunemos! pero por favor, de forma Racional.

Nos vemos por el camino, de Vuelta al Paraíso Frugal 🙂



Sígueme en


Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies