Nací en Madrid, en los 80, y viví durante más de 25 años en el barrio de Malasaña. Por aquella época, las drogas duras inundaban las calles, se acumulaban jeringuillas entre la acera y el asfalto y en mi barrio había más atracos a las viejecitas a 3 de la tarde que a las 3 de la mañana. Luego el barrio se puso de moda y se cambiaron las drogas duras por las mal llamadas “drogas recreativas”, se cambió la heroína por la marihuana y la cocaína. Y entonces llegaron otros adictos distintos a seguir con el legado. Por aquel entonces era difícil no drogarse, o no emborracharse cada fin de semana hasta reventar. Lo fácil y lo normal era hacerlo, era accesible y lo hacía todo el mundo. Era la vía de escape para una generación que lo tenía todo regalado y que lo único que tenía que vencer era su propio aburrimiento. Me considero afortunada porque “en ese vicio nunca caí”, pensando que así me libraba de la exclavitud del adicto. Ingenua. Y presumía orgullosa de no fumar, no beber y no drogarme, de ser vegetariana y hacer deporte a mansalva, mientras el almidón me corroía por dentro.
Si hiciéramos una lista de vicios, de adicciones y de distracciones, probablemente recurriríamos en primer lugar a los tópicos frecuentes, pero nos dejaríamos en el tintero muchas cosas cotidianas que, aunque socialmente aceptadas y veneradas, también se comportan bajo el mismo mecanismo de cualquier vicio, en tanto que resultan perjudiciales y transforman al individuo en un ser sin voluntad, entregado desenfrenadamente a los placeres sensoriales. Como COMER. Especialmente como COMER LA DIETA CIVILIZADA. Es decir, comer todo aquello que no son frutas dulces y jugosas. Luego nos apoyamos en “la ciencia” para decir que lo hago porque me gusta, porque disfruto, porque lo necesito. Y Santas Pascuas.
La cuestión es ¿dónde establecemos el límite de lo que es una adicción y lo que no? ¿cómo nos atrevemos a decir que somos libres si somos incapaces de renunciar a cosas que no necesitamos para vivir? ¿acaso no queremos ser libres y nos hemos resignado a vivir como esclavos? Me vas a decir que las drogas son opcionales pero comer es necesario. Y te voy a responder que todo adicto va a ver siempre su droga como necesaria. Y todos los científicos COMEN, la dieta civilizada.
Cuando no puedes prescindir de algo o te resulta extremadamente difícil hacerlo has de cuestionarte hasta que punto tienes una dependencia psicológica desmesurada y cuánto tiene que ver ésto con la dependencia fisiológica.
La dependencia psicológica es sencilla, a veces basta con reconocerlo y querer ser libre de corazón y de voluntad, desde luego los que hemos sido educados en la disciplina y la moral, lo tenemos mucho más fácil. Pero detrás de toda dependencia psicológica, suele haber una dependencia fisiológica, aunque sea una dependencia de las propias sustancias que produce tu organismo.
La dependencia fisiológica es más complicada porque no suele ser reconocida. Si no reconoces a tu enemigo ¿cómo te vas a enfrentar a él? ¿cómo le vas a vencer? Sacar del organismo el residuo que sustenta la adicción fisiológica no es un camino de rosas, y las nuevas generaciones criadas entre algodones con más problemas virtuales y artificiales que reales, llevan bastante mal transitar por caminos de piedras.
Pero es muy importante -si has llegado a leer hasta aquí- que consideres que TÚ NO ERES TUS VICIOS. Y que te mereces una vida sin ellos en las que poder ser tú mismo (esa práctica en desuso) Tus microorganismos pidiendo azúcar, no eres tú. Los residuos de las drogas que consumes provocándote ira, no eres tú. Los residuos de las drogas que tomaste hace 20 años saliendo de tu cuerpo y provocandote tristeza, no eres tú. Los residuos de la alimentación que has llevado toda tu vida que te hacen vivir sometido al hambre patológica, no eres tú. Y si no eres tú, haces cosas que tú jamás harías. ¿Detrás de cuantas noticias escabrosas del telediario no estará el síndrome de abstinencia, de intoxicación o de desintoxicación de alguna sustancia?
El problema es que cuando TODOS somos adictos, nadie puede ayudar a nadie. El problema es que la prevención ya no sirve cuando Prevención, cuando lo que se necesita es una Reversión y una Solución. El problema es que estamos tratando las adicciones cambiando de una sustancia a otra. Es triste ver en el protocolo de reuniones de alcohólicos anónimos que siempre debe haber disponible café y bollos. Es triste ver a personas que presumen de una dieta muy equilibrada a base de drogarse con sustancias como café, alcohol, tabaco…
Si alguna vez conociste a alguien que por motivos de alcoholismo o drogadicción acabaron en Alcohólicos Anónimos o en Proyecto Hombre, te sabrás las reglas para el éxito en la superación de la adicción:
1. Contacto cero con las drogas
2. Contacto cero con las personas que se drogan
Si fuésemos capaces de reconocer nuestra forma de alimentarnos en la civilización como una adicción más, el protocolo sería lo mismo. Habría asociaciones de Almidonívoros Anónimos y retiros en centros de Proyecto Hambre.
El problema es que todavía vemos una EXAGERACIÓN comparar la adicción a las drogas con la adicción a la comida, yo sin embargo veo cada día que la adicción a la comida es peor, mucho más difícil de superar especialmente por la aceptación social de que hay que comer de todo. Incluso si nos pusiéramos manos a la obra, nos tendríamos que conformar con ser EX-ADICTOS, que por cierto, es una vida mucho más DIGNA que ser un adicto. Pero hasta que este reconocimeinto de la realidad no suceda, no podremos superarlo. Este escepticismo a cerca de la comida como droga, está acabando con nuestras vidas, está creando una humanidad enferma, decadente, degenerada y reventada de la cabeza. La dieta civilizada no te mata al instante… pero te entierra en vida. No te pido que me creas, te pido que aparques todas tus creencias, y observes. Mira a tu alrededor, y si sientes que está todo bien… suerte.
Hay una vida superior
Pero es sin comida ❤️
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Llegados a éste punto, las mil ton-teorías, dietas y recomendaciones nutricionales del panorama de la Salud, la Medicina y la Nutrición (especialmente la Dietoterapia), las listas infinitas contradictorias de alimentos buenos / malos, las miles de horas de vídeos y podcast grabados en torno a los distintos enfoques en alimentación y esos cantos de sirena que nos verborrean las súper propiedades de los súper alimentos que tu cuerpo intoxicado jamás asimilará… tienen los días contados y por justicia divina pronto arderán en la hoguera.
Pero tú has recibido este mensaje porque tienes interés REAL en RESOLVER el problema de la alimentación humana, al menos de la tuya.
Quizá nos lo hemos planteado mal y la alimentación humana no debe ser RESUELTA, sino DISUELTA. ¿Te imaginas vivir sin necesitar la comida? ¿Te imaginas VIVIR SIN HAMBRE? ¿Y si ya fuera posible? Imagina un mundo sin comida, sin tabaco, sin alcohol… Sin que ningún adicto creyera ciegamente que los síntomas de malestar por su adicción, son muestra de necesitar una sustancia tóxica para seguir con vida.
Si quieres aprender a disolver y eliminar tus dudas nutricionales, a personalizar una adecuada Transición Dietética para llegar a Vivir sin Hambre y a Ayunar con Frecuencia para que tu organismo pueda ser el mejor vehículo con el que puedas vivir ésta vida, no puedo hacer otra cosa que recomendarte el Proceso de Formación “La Dieta Superior” y tan pronto te hayas liberado de las Creencias de la Dietética Oficial, a través de tu propia experiencia -y no porque yo te lo cuente, aunque lo haga encantada- podrás acceder al Programa Avanzado “Artistas del Hambre” donde el Ayuno es, además de una forma de vida, una segunda oportunidad para tener la mejor versión de nosotros mismos. En todos los sentidos ✨
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