Si ustedes fueran capaces de ver
la inutilidad
de la composición 
de la mayoría de sus tejidos
a los que califican como «peso saludable»
escribirían inmediatamente una ODA
a la delgadez extrema
como fase imprescindible
del proceso de desintoxicación.

Si me dieran un céntimo por cada vez que he tenido que escuchar «Estás demasiado delgada» o «Estás muy flaca», a estas alturas bien pudiera haberme comprado ya una isla. 

Esa «opinión» gratuita sobre mí, ha superado ya en frecuencia al clásico «de dónde sacas la proteína». 

Siempre he sido de constitución delgada. Igual que lo era mi madre con mi edad, y lo lógico para una chica muy activa que, además de llevar una alimentación saludable (ahora más que antes), dedica la mayor parte de su tiempo libre a hacer deporte. 

Si en el país de los Ciegos el Tuerto es el Rey, ¿será que en el país de los inflamados, de las personas con sobrepeso, de las personas con una media de 2 a 5 kgs de heces retenidas en sus intestinos, el flaco es el llamado «enfermo»? Qué ironía. A lo mejor es que vivo en el país de los Ciegos. Estamos tan acostumbrados a asumir la inflamación, a ver el sobrepeso, que cuando aparece una persona ligera o esbelta en seguida nos chirría. Un acontecimiento más al que podemos aplicar las palabras de Krishnamurti: No es signo de buena salud, el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma. Nunca lo será. Y yo me niego estar «como se espera de mí» ni cuadrar en el molde de «como la mayoría de la gente», porque eso supondría tener la Salud mediocre de «la mayoría de la gente». Y yo aspiro a más. Llámenme inconformista, o de alta ambición Biológica. 

No me malinterpreten. Estar delgado NO es sínonimo de estar sano. Hay muchos flacos enfermos. Pero estar Sano está ligado inevitablemente y por mucho que les duela, a la delgadez. No hay ni una sola persona realmente saludable que no esté -a ojos de esta sociedad enferma- «demasiado delgada». Y no me vengan con el «pero yo estoy sano», sólo porque todavía, no tengan síntomas y su cuerpo no haya tenido fuerzas, tiempo, recursos ni energía, para empezar a remover su enfermedad latente, oculta hasta hoy entre retención de líquidos y tejido adiposo, mientras les corroe peligrosa y sigilosamente por dentro.

¿Se imaginan que yo andase diciendo a la gente, cada vez que la veo, cosas como «vaya inflamación traes», «estás muy obesa», «te sobrarán por lo menos 5kgs de escoria»? Habría una gran diferencia. Que lo mío sería un Diagnóstico demostrable tras 1 – 3 días de ayuno. Lo suyo, sólo una Opinión con gran proyección personal. Pues incluso en mis pesos más bajos durante mis procesos de desintoxicación, mi energía y mi estado de Salud siempre ha sido superior a la media. 

A menudo RETO a las personas que emiten, como aspersores, opiniones sobre los flacos, a hacer una prueba de esfuerzo físico o de resistencia conmigo, pero después de someternos ambos, a CINCO días de AYUNO. Todavía ninguno ha aceptado contra esta «flaca». 

Siempre he pesado entre 45-50 kgs. Recuerdo que cuando pesaba alrededor de 45 me sentía mejor, pero cuando subía cerca de los 50 me empezaba a sentir fatigada y sin energía. Como si llevase lastres. 

Lo triste, y esto debe hacernos reflexionar, es que la mayoría de la gente -algunos que incluso presumen de quererme bien- prefiere verme «más gordita» y enferma y medicada y triste y con artrosis y con constipación crónica y con fatiga crónica, antes que verme delgada, ligera, enérgica, feliz, sin medicación y básicamente «sin mierda en las tripas». 

Yo seguiré a lo mío. Con mi dieta de limpieza, con mis ayunos racionales, viendo desfilar escorias y venenos que inconscientemente introduje en mi cuerpo durante casi 30 años. Confiando en que mi organismo nunca se deshace de nada que no sea imprescindible. Y preparándome para el Apocalipsis, que por si alguien todavía no se ha dado cuenta, lo tenemos encima. 

En el año 1927 el Doctor Clive McCay, de la Universidad de Cornell, realizó un experimento en un grupo de ratas, disminuyó A LA MITAD la cantidad de su alimento. Con esto DOBLÓ EL TIEMPO VITAL de estas «ratas flacas», lo cual sería equivalente a que el ser humano pudiera llegar a vivir 140 años de media. 

El profesor Huxley alargó el tiempo vital de los gusanos en un factor de 19, sólo con Ayunos periódicos. 

En estudios geriátricos -incluso ortodoxos- se ha descubierto que un cuerpo delgado debido a la poca ingestión y a la excelente eliminación (y no un flaco que coma mucho) es un factor esencial para alcanzar al menos la marca de los cien años. 

No es casualidad, que la única constante de los habitantes más longevos del planeta (Hunzas, Vilcabamba), incluso con distintas dietas, viviendo en diferentes climas y latitudes, sea precisamente la Moderación o Restricción Dietética y por ende, su delgadez. 

Comer poco y ayunar con frecuencia, no sólo te da la oportunidad de desintoxicar tu organismo de escorias y venenos que serán la causa real y futura de tu enfermedad y tu decadencia, algo que un médico jamás te reconocerá. Sino que aclarará tu mente. El miedo y la tristeza desaparecerán para siempre y será la única opción que tengas no sólo para vivir mucho, sino para vivir bien. En estos tiempos de crisis, cuando el hambre está a la vuelta de la esquina, se podría alimentar a muchísima más gente con menos, dando a todos una distribución equitativa de la producción de alimento de la naturaleza. Pero para eso la raza humana NUNCA ha tenido esa Solidaridad de la que hoy presume. Somos capaces de hacer cualquier cosa por el prójimo. Menos dejar de zampar.

Algunas informaciones obtenidas del libro: «Nutrición en la Nueva Era» – Viktoras Kulvinscas. 



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